TOMA DE DECISIONES
En el modelo de D´Zurilla y Goldfried
Se consideran dos
dimensiones:
1. Una orientación al
problema que incluye las creencias sobre el control que ejerce el individuo
sobre la resolución de sus problemas. A su vez tiene dos factores basados en la
teoría de la autoeficacia de Bandura:
Albert Bandura
Ø La creencia en la autoeficacia en la resolución de
los problemas. Basada en la expectativa de eficacia.
Ø La creencia que los problemas de la vida se pueden
resolver. Basada en la expectativa de resultado.
2.
Una serie de pasos
que configuran un proceso ideal de resolución de problemas y toma de
decisiones.
La orientación al problema
La orientación
positiva al problema puede dar lugar a:
- Ver los problemas como retos.
- Ser optimista en el sentido de que los problemas tienen solución
- Percibir que se tiene una fuerte capacidad para enfrentar los problemas.
- Estar dispuesto a invertir tiempo y esfuerzo en su solución.
- Una orientación negativa al problema implica ver los problemas como amenazas.
- Creer que son insolubles.
- Dudar de la propia habilidad para solucionarlos.
- Frustrarse y estresarse cuando se encuentran frente a un problema.
En resumen y de
forma más importante, una orientación positiva al problema induce al
sujeto a enfrentarse a él, mientras que la orientación negativa le prepara para
evitarlo.
MODELO DE RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS O TOMA DE DECISIONES
La toma de
decisiones es la asociación de un curso de acción o plan con una situación
determinada. El modelo que se presenta de toma de decisiones tiene los
siguientes pasos: Hacer planes supone:
1. Realizar un modelo de la situación actual o una definición del problema.
1. Realizar un modelo de la situación actual o una definición del problema.
Problema se define como “una situación real o anticipada en la
vida que requiere respuestas por parte del sujeto para un funcionamiento
adaptativo; pero que no están disponibles o no son identificables por él,
debido a la existencia de barreras u obstáculos”.
2. Generar conductas alternativas posibles
dentro del modelo de la realidad que se ha creado.
Es una fase que depende de la creatividad del individuo. Se trata de
imaginar las alternativas posibles. La crítica y autocrítica juegan un papel
que compromete de forma importante la efectividad de este paso. Es preciso
suprimir ambas en una primera fase para poder considerar las soluciones sin una
censura previa. Se hace siguiendo las reglas del brainstorming, en el que no se
realizan críticas ni evaluaciones de las ideas propuestas; cualquier propuesta
es aprovechada, completada o variada para generar nuevas soluciones.
3. Extrapolar los resultados asociados a cada
conducta generada con objeto de prever los resultados de ponerlas en práctica
con los cambios que se producirán en la situación.
Es una parte de la resolución de problemas que está muy sujeta a la
incertidumbre, porque el resultado de nuestras acciones no depende solo lo que hagamos,
sino que son fundamentales las reacciones de los demás que están involucrados
en la situación. Saber predecir los resultados de un plan que se ha elaborado
es difícil y la incertidumbre juega de nuevo un papel fundamental.
4. Extraer las consecuencias de cada
resultado, es decir, valorar la situación generada de acuerdo con los objetivos
que se pretenden alcanzar.
Para ello se valoran la probabilidad de que un resultado, es decir, su
incertidumbre; junto con los beneficios o perjuicios que pueden conllevar que
ocurra, es decir, las consecuencias de cada resultado.
5. Elegir la acción que se va a llevar a cabo
entre las que pueden producir el resultado que se busca.
Una consecuencia inmediata de la evaluación de los resultados es
la elección de la conducta más adecuada para resolver el problema. Pero a veces
se llega sin duda a cual debe ser la actuación, como fruto de la valoración de
las consecuencias; pero, una vez identificada, puede haber problemas para
llevarla a la práctica. “Eso es lo que tendría que hacer; pero...”.
6. Controlar el proceso cuando se lleva a
cabo la acción.
Cuando realizamos una acción entramos en el proceso de control de lo que
hacemos, en el que vamos monitorizando si el resultado actual va en el camino
que esperamos o no. Si no marcha en dirección al objetivo, generamos nuevos
caminos o cambiamos los planes en un proceso de toma de decisiones parecido. La
preocupación es una acción que va dirigida a tomar una decisión, por eso el
proceso se puede monitorizar y controlar como la de cualquier acción que
persiga un objetivo.
7. Evaluar los resultados obtenidos.
Es el momento de repasar lo que se ha realizado con objeto de aprender
para el futuro. Una revisión rápida del proceso que se ha llevado y de las
conductas de los demás nos ayuda para mejorar nuestra toma de decisiones. La
evaluación se ha de hacer basándose en los hechos acaecidos y en los resultados
reales y medibles obtenidos. Si se quieren evaluar las reacciones implícitas y
los sentimientos de los otros se puede caer en la preocupación inútil y
destructiva. Así, se pueden realizar revisiones sin fin cuando se consideran
las posibles reacciones negativas no explícitas que han podido tomar los otros.
“¿Qué habrán pensado?”, “¿habré quedado bien realmente?”… Revisando la propia
actuación se pueden tomar en consideración nuevas acciones alternativas que no
se habían pensado previamente: “¿si hubiera dicho esto en lugar de lo que
dije…?”. Es más fácil sabiendo cómo han reaccionado los otros, ajustar la
actuación para obtener el resultado buscado, pero eso solamente se puede hacer
en el momento en que ocurre y se tiene que tener la mente abierta y preparada
para reaccionar o aceptar nuestras limitaciones y crear una nueva oportunidad
para obtener los resultados apetecidos.
RESUMEN DEL PROCESO
DE TOMA DE DECISIONES
Hay modelos clásicos de cómo se toman las decisiones y existe un esquema
básico de resolución de problemas que plantea como hacerlo de forma efectiva y
que se ha incorporado a la terapia cognitivo conductual con todos los méritos.
Por supuesto que en la práctica clínica no se puede olvidar nunca que las
personas no nacieron para ajustarse a los modelos y que hay que determinar para
cada paciente que proceso sigue para tomar sus decisiones, teniendo en cuenta
que cada persona afronta la resolución de problemas de una forma diferente,
basada en su experiencia y su historia de aprendizaje, y es el análisis del
método particular que sigue el paciente para resolver sus problemas lo que nos
va a permitir analizar la influencia de la preocupación en sus trastornos.
La toma de decisiones consiste en encontrar una conducta adecuada para
resolver una situación problemática, en la que, además, hay una serie de
sucesos inciertos. Una vez que se ha detectado una amenaza, real, imaginaria,
probable o no, y se ha decidido hacer un plan para enfrentarse a ella, hay que
analizar la situación: hay que determinar los elementos que son relevantes y
obviar los que no lo son y analizar las relaciones entre ellos y la forma que
tenemos de influir en ellos. Este paso puede dar lugar a problemas, cuando se
tienen en cuenta aspectos irrelevantes y se ignoran elementos fundamentales del
problema. Una vez determinada cual es la situación problemática y analizada en
profundidad, para tomar decisiones, es necesario elaborar modelos de acciones
alternativas, extrapolarlas para imaginar el resultado final y evaluar este
teniendo en cuenta la incertidumbre de cada suceso que lo compone y el valor
que subjetivamente se le asigna ya sea consciente o automáticamente. Así se
obtiene una idea de las consecuencias que tendría cada
una de las acciones alternativas que se han definido y que puede servir para
elegir la conducta más idónea como el curso de acción que va a solucionar la
amenaza.
TOMA DE DECISIONES CON INFORMACIÓN E INTELIGENCIA
Realizado
por: Maxs Ruette
Facilitador: Dr. Eustiquio Aponte
Asignatura:
Desarrollo Gerencial y Liderazgo
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